domingo, octubre 14

Chavela Vargas, su risa y sus premios


Tiene un montón de premios y reconocimientos de todo el mundo. De la condecoración que más platica es de la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, concedida por un Real Decreto que se aprobó en el Consejo de Ministros del gobierno español. Le hace sentirse orgullosa, digna, querida. Lo obtuvo en noviembre del 2001, cuando tenía 81 años. Ese día Chavela Vargas estaba radiante, rodeada de sus amigos del alma: Pedro Almodóvar, Marisa Paredes, Isabel Preysler, Rosario Flores, Elena Benarroch, Lina Morgan y otros más que la acompañaron a La Moncloa a pesar de que muchos de ellos no simpatizaban nada con el entonces presidente José María Aznar. Ni modo, por Chavela sus amigos hacen lo que haga falta. Y esa no fue la única ocasión en la que tuvieron que darle la mano y sonreírle a Aznar quien por cierto, es un grandísimo admirador de Chavela, igual que su esposa. Un día Chavela regresaba de Sevilla a Madrid en tren, cuando se encontró con un miembro del gabinete de Aznar. Viajaban en el mismo vagón. Chavela estaba cansada, acababa de actuar la noche anterior. Dormitaba. Al día siguiente los amigos de Chavela recibieron una invitación para cenar en La Moncloa. Almodóvar, Joaquín Sabina, Marisa Paredes, Miguel Bosé, entre otros. Aznar había sido informado que Chavela estaba triste y decidió hacer una fiesta para ella con sus grandes amigos, todos ellos simpatizantes y/o colaboradores del Partido Socialista, el principal contrincante de Aznar y los suyos. Cuando se enteró de que este año le concederán el Grammy “Logros de toda una vida”, se alegró. Lo primero que pensó fue en que sus amigos españoles seguramente irán a la ceremonia ya que Miguel Bosé está entre los favoritos del Grammy Latino. Y en la divertida que se dará en Las Vegas, sede de los premios, jugando a jugar. Suena extraño que no la hayan mencionado siquiera en ninguna de las versiones anteriores del Grammy. Será que Chavela no tiene empresa disquera que haya manifestado su interés en los premios. Y es que en el tema de los discos, a Chavela siempre le ha ido muy mal. No que no venda. Está lleno de discos de Chavela en cualquier tienda del mundo. Pero ella no recibe un peso. Solamente de los que consiguió grabar en España, pero muy poco, pues los derechos se vendieron a una empresa disquera grande que le concede bajas regalías cuando utilizan alguno de ellos en una película o programa especial. Antes le daba rabia pensar en que siguen saliendo sus discos sin ganancia alguna para ella. Incluso en muchos de ellos la han puesto a cantar con gente con la que jamás ha cantado. Con la Rondalla de Saltillo, por ejemplo, o con Cuco Sánchez. Le da risa pensarse cantando con Cuco a quien por supuesto conoció, pero con quien nunca cantó. Alguna vez compartieron centro nocturno, pero cada quien tenía su espectáculo. Dice que con Cuco no cantó ni en borracheras, a Cuco no le gustaban las borracheras. No tomaba ni una copa, me contó un día Chavela. Ni parrandeaba. Quién sabe cómo se inspiraba para escribir aquéllas canciones de ardido y borracho perdido que lo hicieron tan famoso.

Si se anima a viajar a Las Vegas a recibir el Grammy se va a divertir. A sus 88 años se divierte. Se muere de la risa, es ocurrente. Chavela Vargas es de esas personas que viven con el gusto de vivir en la mirada. Ha vivido intensamente y no se arrepiente de nada. Ni siquiera de las borracheras que se ponía a cada rato, ni del montón de huesos que se quebró por manejar tomada. Ni de los amores que ha tenido o ha dejado de tener. No se arrepiente de haber sido amiga de teporochos, prostitutas, albañiles. De nada. Ella es como es, precisamente por todo lo que ha ido acumulando en el camino. Y es eso lo que su público mira en el escenario. Más que su voz, más que la letra de las canciones que canta, más que sus jorongos de telar de cintura, más que sus brazos abiertos. Ven toda su vida y la sienten. Es esa la magia que se ejerce cuando Chavela Vargas está en el escenario. Pero no nada más en el escenario.

Lo mismo ocurre cuando anda en la calle. La gente que se le acerca no la felicita, le da las gracias. Gracias, le dicen, por ser así. Gracias por estar viva. Gracias, repiten, muchas gracias y luego le piden permiso para fotografiarse con ella. Una foto Chavela, aunque sea con el teléfono celular, nadie me lo va a creer, le dicen. Algunos le piden un autógrafo. He visto gente que llora cuando la ve. Había visto mucha que llora cuando la escucha cantar. Jóvenes incluso. Pero últimamente la gente que la mira en la calle también llora. Un día un señor le pidió su bendición. Otro le dijo que quería tocarle el rostro. Como si fuera una especie de diosa. O una chamana. Una chamana que cura con la voz y la mirada.A ella le divierte que le digan cosas. Le divierte divertirse. Le gusta ver que la gente lo haga. En ocasiones parece como si nunca hubiera dejado el trago. Cuando está en algún restaurante o sitio donde la gente toma, se incorpora a la plática. Le da risa ver como se le van subiendo poco a poco los tequilas a alguien. Y contagia su risa.Otro premio que le enorgullece es la Medalla de Oro que le otorgó la Universidad Complutense de Madrid. Ésos son premios de sabios, dijo un día, antes de que se lo entregaran. Y sí, lo son.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EN VERDAD LA SEÑORA CHAVELA VARGAS ES UNA DIOSA, ESA FORMA DE CANTAR NADIE, JAMAS LO TENDRÁ. ME SIENTO ORGULLOSA DE QUE MEXICO TENGA A ESTA REPRESENTANTE MUJER,TNA DIVERTIDA TAN ADMIRADA TAN TODO CARAMBA CHAVELA ERES LA MEJOR Y TODOS LOS TUXTLECOS DE CHIAPAS TE AMAMOS Y ESCUHAMOS TU MUSICA TAN HERMOSA. SIGUE Y MIL GRACIAS..POR SER COMO SOS. BESOS.
CHAVELA ES EL MAS GRANDE EJEMPLO DE HUMILDAD Y SINCERIDAD A SEGUIR.

ATTE. ANNETH ALVAREZ, CHIAPAS MÉXICO.